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21 de desembre del 2010

TENSIÓN-EXPLOSIÓN-ARREPENTIMIENTO: el ciclo de la violencia

A 10 días de acabar el año, ya son 83 las mujeres que han sido asesinadas por sus parejas. Una cifra que supera las 68 víctimas mortales del año 2009. La conclusión por tanto es que las medidas que se han adoptado hasta el momento son pocas o insuficientes, que no se está haciendo lo necesario para acabar con este tipo de violencia, que no se comprende la especial relación que une a las víctimas con sus agresores y que provoca que no cuenten a nadie por lo que están pasando, o que si denuncian soliciten el levantamiento de las medidas de alejamiento, o que no las cumplan, o que llegado el día del juicio decidan no declarar contra su agresor. Lo que está claro es que a golpe de Ley o de judicialización de un tema que va más allá de la mera tipificación de conductas poco se está consiguiendo.

Hoy dejo las leyes de lado y me centro en la cuestión más criminológica del asunto para explicar el ciclo de la violencia. Conocer las fases del maltrato es necesario para poder identificarlas. Está demostrado que una vez que se ha producido un ciclo de la violencia la probabilidad de que aparezcan nuevos episodios en el futuro es muy alta.

La violencia doméstica se produce de forma circular y repetitiva: TENSIÓN – EXPLOSIÓN – ARREPENTIMIENTO (o fase de luna de miel)

Fase de acumulación de tensión:

El violento empieza a mostrarse tenso e irritable, cualquier comportamiento de la mujer despierta en él una reacción de hostilidad. La mujer intenta hablar con él para solucionar el problema, entender la causa de sus continuos enfados, pero esto solo provoca más irritabilidad en el hombre.

La mujer, para no irritarle más, comienza entonces a no hacer nada, intenta no expresar su opinión porque sabe que él expresará la contraria y entonces habrá “bronca”. Ella acaba dudando de su propia experiencia y razonamientos y se considera culpable de lo que pasa. Esto va a reforzar todavía más el comportamiento del hombre.

Él se justifica buscando, creando o inventando las causas de su enfado. Cosas tan triviales como que la cena esté fría, que ella llegue tarde de trabajar, que salga a tomar café con una amiga, que se haya comprando ropa, que hable por teléfono con un amigo, etc.

Ella se disculpa una y otra vez, lo tranquiliza, confiando en solucionar así la situación, con la única finalidad de que él se calme, pero el hombre se harta y siente necesidad de castigarla verbal, físicamente, o de ambas formas a la vez.

Fase de explosión violenta:

El violento acaba explotando, pierde el control y arremete contra su pareja, verbal o físicamente. La agresión puede consistir en lesiones, insultos, vejaciones, amenazas, coacciones, etc. La mujer entra en un estado de “indefensión aprendida” que le impide reaccionar.

Fase de “Luna de Miel”

Tras el episodio de agresión física o verbal el maltratador se siente muy arrepentido de su conducta (por lo menos las primeras veces), pide perdón, promete cambiar. Y realmente cambia, durante esta fase se convierte en el hombre más “encantador” del mundo. De su boca salen frases como “perdí el control” “estoy tan enamorado de ti que pierdo la cabeza” “buscaré ayuda” “no volverá a pasar” “yo sin ti no puedo vivir” “no es justo lo que te estoy haciendo” etc.

Se inicia una fase en la que él se pone a disposición de ella, la colma de cariño, atenciones, regalos, etc.Una vez que ha conseguido el perdón de su víctima, se siente de nuevo seguro en la relación, ya la ha recuperado y no tiene que seguir complaciéndola, empieza de nuevo la irritabilidad.

La mujer se aisla socialmente, intenta no volver a realizar las conductas que saben que ocasionaron - siempre según la mente del agresor - el problema.

Es especialmente necesario que las víctimas y los que las rodean no se dejen embaucar la última fase de luna de miel “sí, tuvieron un problema pero ahora están la mar de bien” “han superado los problemas” “tuvimos una bronca, como todo el mundo, pero sirvió para que las cosas fueran mejor desde entonces”. Todos esos razonamientos son falsos. Sí que es posible que en una relación haya un episodio puntual de violencia, pero si realmente no se toman medidas no cambian las circunstancias, los escenarios, si no se acude a la ayuda de un profesional, esa fase de luna de miel es únicamente la fase previa a la nueva acumulación de tensión.